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Reportaje

Industria agroalimentaria

Un ejemplo por seguir para otras industrias La pandemia de la COVID-19 mostró una vez más lo vulnerable que es la humanidad ante eventos que no pueden ser advertidos de manera anticipada, pero también mostró la velocidad con la cual el ser humano se adapta y busca restablecer el orden y sentido de su entorno. El sector agroalimentario es, sin duda, un ejemplo de esta resiliencia frente a los eventos poco probables a nivel global.

Por: Sergio Castañeda Swipe

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| El sector agropecuario alcanza un valor de 64,500 mdd.

El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), que dirige Juan Carlos Anaya, estima que el volumen de producción agrícola en México alcanzará este año 283.6 millones de toneladas, lo que representará un incremento de 3.4% respecto al 2020; mientras que la producción pecuaria se situará en 24.1 millones de toneladas, cifra mayor en 2.2% respecto al cierre 2020. 

Este crecimiento también lo veremos en el valor de la producción agrícola, que este año sumaría 36,400 millones de dólares (mdd), cifra superior en 11.4% superior al cierre 2020, según el GCMA. Para el sector pecuario, el Grupo estima un valor superior a 28,100 mdd, lo que significará un incremento del 10.3%. De esta manera, el sector agropecuario para 2021 tendrá un valor cercano a los 64,500 mdd. 

¿Cómo se explican estos crecimientos? A una mayor superficie sembrada y cosechada de los cultivos agroindustriales, un incremento en los rendimientos de frutas y hortalizas, y una mayor productividad del sector pecuario, indica el GCMA en su reporte Perspectivas Agroalimentarias 2021

Otro dato contundente es la balanza comercial. Hace 25 años nadie hubiera afirmado que México tendría una balanza comercial agroalimentaria con superávit; sin embargo, desde 2015 esa situación se transformó en una realidad. Las exportaciones pasaron de 26,500 millones de dólares (mdd) en 2015 a 39,100 mdd en 2020 y la proyección para 2021 es de 39,900 mdd. 

En tan solo seis años el crecimiento de las exportaciones agroalimentarias fue de 50% mientras que las importaciones crecieron un 8% en dicho periodo.

| 22% de los alimentos que importa EE. UU son mexicanos

Sobre el tema, Juan Cortina, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), dijo durante su participación en el foro “Desafíos del campo y la seguridad alimentaria”, organizado por el CNA, que hoy en día el sector representa el 10% de las exportaciones del país y cerca del 10% del PIB nacional. 

Además, destacó, el 22% de todos los alimentos que importa Estados Unidos viene de México. “Los resultados han sido ejemplares en términos de cifras; algo que me impacta mucho es el tema de que casi el 70% de las hortalizas y que poco más del 60% de las frutas que EU importa viene de México, lo que nos habla del éxito que han tenido algunos subsectores del sector agroalimentario nacional”. 

Sin embargo, agregó, hay que reconocer que el nivel de dependencia alimentaria de México en algunos productos básicos, como el maíz, el frijol, el arroz y la soya, es muy alta y ya rebasa la recomendación de la FAO del 25%.

| Un nuevo modelo agrícola

Pese a los buenos resultados esperados para el sector agroalimentario este año, el camino hacia delante no será nada sencillo, pues la industria se encuentra frente a un mercado interno débil, con el fantasma de la inflación, que podría contraer el consumo; y un mercado de exportación en recuperación. 

En ese sentido, indica el GCMA en su reporte, aunque los datos de la balanza comercial pudieran ser muy alentadoras, es necesario estudiarlas con detenimiento. De 2019 a 2020 la balanza comercial tuvo un superávit que pasó de 9,600 mdd a 13,000 mdd, pero esto se debe a dos factores que no tienen nada que ver con al producción: el primer factor que influyó desde 2015 es la depreciación del peso que ha hecho más competitivas las exportaciones y más caras las importaciones, esto es muy relevante, ya que nuestro mayor socio comercial también experimento una recuperación económica que le permitió incrementar el consumo. 

El segundo tema, es que en 2020 los niveles de pobreza se incrementaron y esto llevó a una contracción de la demanda de productos importados -aquellos con valor agregado-, razón por la cual vemos una caída de las importaciones. 

La proyección de superávit tiende a casi estancarse en 2021 debido a que existirá un ligero crecimiento de nuestras exportaciones y una recuperación de las importaciones por el rebote de la economía mexicana. No se puede perder de vista que México en la balanza agroalimentaria seguirá teniendo un déficit con la Unión Europea, y no solo eso, esta siendo desplazada como uno de los proveedores de alimento de dicho mercado por la falta de competitividad arancelaria y de logística.

| México cuenta con 3.5 millones de hectáreas sin sembrar

Octavio Jurado, directivo de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario, es tajante al respecto: Nos encontramos prácticamente en la orilla del precipicio; si no tomamos decisiones que nos permitan establecer un marco y un horizonte distinto al que venimos trabajando, las condiciones externas y las propias que estamos viviendo, pueden llevarnos a una condición difícil para el campo mexicano y no solo para el campo, sino también para el abasto de alimentos, que eventualmente nos puede poner en riesgo en materia de seguridad alimentaria”. 

Durante su participación en el foro “Desafíos del campo y la seguridad alimentaria”, el ejecutivo dijo que la contracción económica por las restricciones causadas por la pandemia han afectado la posición económica de países, empresas y familias, en especial la de los productores agrícolas.

A esto, mencionó, hay que sumar los efectos negativos de la inflación, que de no controlarse puede afectar el consumo hacia delante (lo que no tuvimos en la pandemia, lo podemos tener ahora por la inflación); así como los efectos negativos por eventos climáticos adversos, como huracanes, inundaciones y sequías, que han abonado a la descapitalización de los productores en el país, lo que se puede observar en el número de hectáreas sin sembrar en el país, que ya alcanzan las 3.5 millones de hectáreas.

La pandemia, indicó Jurado, ha afectado a la inflación por múltiples canales: cambios abruptos en los patrones de consumo, disrupciones de oferta y cuellos de botella en la producción, aumentos en los precios de diversas materias primas y por los efectos de las fluctuaciones cambiarias en los precios. “Después de que la inflación general registró en abril de 2020 su segundo nivel más bajo de 2.15%, comenzó a incrementarse a partir de mayo, superando 3% en el resto de 2020 y con presiones considerables en 2021”.

| El campo mexicano requiere de mayores estímulos

Es importante poner atención a lo que está sucediendo a nivel global. Estamos viendo una transformación de los sistemas alimentarios para impulsar una agricultura sostenible, amigable con el medio ambiente, socialmente responsable, inclusiva y orientada a la producción de alimentos saludables, eliminando el uso y abuso de agroquímicos, y donde el consumidor es pieza clave.

Bajo todas esas consideraciones, subrayó Jurado, es necesario que productores, empresarios y gobierno tomen decisiones que impulsen el desarrollo productivo del campo mexicano y permitan avanzar de manera decidida en la autosuficiencia de cultivos estratégicos.  

Necesitamos promover un nuevo modelo agrícola para el país ante el elevado riesgo climático y la escasez de agua en regiones de alto potencial productivo; así como una política orientada a la activación de mecanismos de apoyo y financiamiento oportuno, accesible y barato, sostuvo, Jurado.

En este último punto, destacó, se observa un fortalecimiento de los mecanismos de apoyo en países productores, especialmente en EU, en donde solo por la pérdida de mercado se han otorgado apoyos superiores a los 50,000 millones de dólares (mdd). “En México necesitamos darle un estímulo a nuestras ramas de producción para que puedan enfrentar los riesgos que vienen”.

| El camino por seguir

México no solo tuvo una de las peores contracciones económicas del mundo, también perdió una posición en ranking mundial de producción de alimentos. En el reporte 2020 del GCMA nuestro país ocupaba el 9º lugar y se estima con la información disponible que ahora ocupa la posición 10. La producción de alimentos se contabiliza en las 111.1 millones de toneladas, sin considerar forrajes ni pesca. Este volumen representa el 8% de la producción de China, el nuevo líder en la producción de alimentos. 

¿Cómo enfrentar todos estos escenarios, todos estos retos? Como lo ha hecho en los últimos años, centrando sus decisiones de producción en los consumidores, cuidando sus mercados naturales y buscando nuevos mercados; además de buscar la excelencia en campo, comercialización, innovación y desarrollo con una visión de sustentabilidad, explica el GCMA.

Para Juan Cortina, presidente del CNA, se tiene que hacer más con menos en una misma superficie, se tiene que crecer verticalmente, contribuir a la sustentabilidad y permitir que las áreas agrícolas sean sustentables. “En ese sentido, la ciencia y la tecnología nos va ayudar a lograr estas agresivas metas que debemos conseguir hacia delante”. 

El sector, sostuvo, debe continuar actualizándose en el uso de las nuevas tecnologías, con aplicaciones en los diversos eslabones de las cadenas productivas, como sensores, tecnificación, tecnologías de la información para asegurar inocuidad y calidad, energías renovables, digitalización, trazabilidad, mejoramiento genético, big data y modelos de predicción. “Van a ser herramientas que vamos a necesitar en el sector y tenerlas en el día a día será fundamental para poder hacer frente a los retos que tenemos hacia delante”. AN

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