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Opinión

México en riesgo de quedarse sin policías

Por: Alejandro Desfassiaux Swipe

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Lo más grave de los problemas encontrados en el diagnóstico que las 32 entidades del país recientemente ofrecieron a la Federación, respecto de sus condiciones en materia de seguridad, no es la certificación en el control de confianza de sus cuerpos policiales o la falta de uniformes y equipamiento de las mismas. Lo más grave de este reporte es el déficit tan abrumador de policías a nivel nacional, pues la gente ya no tiene ni el interés en formar parte de estas corporaciones corruptas e ineficientes.

De acuerdo a la ONU, el mínimo de policías que debe tener un país es de 2.8 por cada 1,000 habitantes y México apenas alcanza 1.8.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el mínimo de policías que debe tener un país es de 2.8 por cada 1,000 habitantes y México apenas alcanza 1.8. Es cierto que nuestro país requiere policías capacitados en el uso progresivo de la fuerza, en el manejo de armamento, que aprueben la certificación en el control de confianza, que cuenten con transportes de calidad, que tengan protocolos establecidos para saber cómo reaccionar ante manifestaciones violentas que se salen de control, entre otros.

 

Pero más allá de eso, si ya nadie quiere ser policía, hay que cuestionarnos qué es lo que estamos haciendo mal, porque nos enfrentamos a un nuevo problema que no teníamos muy identificado en el radar.

Hay que trabajar en la confianza de la sociedad en sus organizaciones, pero solo en aquellas que son rescatables; por eso insisto en que la Guardia Nacional depure y absorba a todas estas corporaciones policiacas, a efecto de impulsar en sus elementos protocolos como los que hoy opera el Ejército, con premios, ascensos y promociones por esfuerzos y resultados en el combate al crimen organizado. La profesión debe volver a ser motivante y ser percibida como una carrera de largo plazo.

Si ya nadie quiere ser policía, hay que cuestionarnos qué es lo que estamos haciendo mal, porque nos enfrentamos a un nuevo problema que no teníamos muy identificado en el radar. 

También hay que trabajar en la confianza de los elementos que conforman las Instituciones. En este caso, el Certificado Único Policial (CUP) es una figura que forma parte de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y permite certificar al personal que integra las policías.

 

Este se entrega a los elementos que cubren el perfil, los conocimientos, la experiencia, las habilidades y las aptitudes necesarias para el desempeño de sus funciones. A principios de este año, solo 43% de los policías a nivel nacional estaban en condiciones de obtener el CUP.

El problema se multiplica, pues no solo no hay voluntad de los jóvenes por formar parte de los cuerpos policiales, tampoco los elementos existentes cumplen con las habilidades necesarias para ser buenos policías, lo que genera la combinación perfecta para que el crimen organizado se siga robusteciendo, agravando el inconveniente de la desproporcionalidad numérica.

No solo no hay voluntad de los jóvenes por formar parte de los cuerpos policiales, tampoco los elementos existentes cumplen con las habilidades necesarias para ser buenos policías.

Un total de 140,000 elementos del Ejército, Armada y Fuerza Aérea se acaban de incorporar a labores de Seguridad Pública, que se suman a los 80,000 de la Guardia Nacional. Hay que restarles 21,000 elementos que están destinados a contención migratoria, por lo que nos quedan 199,000 elementos del bando de los buenos.

 

Por otro lado, existen 400,000 delincuentes, más 200,000 halcones y taxistas irregulares, que se suman a otros 400,000 policías estatales y municipales ineficientes y corruptos.

Estamos hablando de un millón de malos contra 199,000 buenos de la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas. El balance sigue siendo desfavorable.

Por eso, la propuesta es aprovechar que Morena tiene mayoría en el Congreso para que se establezca un protocolo de policía nacional eficiente, en este caso la Guardia Nacional, pero bajo los mismos protocolos, nada más que policiacos, que hoy opera el Ejército; y que se fortalezca la Secretaría de Seguridad Pública Federal, en este caso operando la Guardia Nacional para que su personal se sienta verdaderamente identificado con espíritu de cuerpo y haga carrera de largo plazo, pues nuestros jóvenes deben volver a sentirse orgullosos de ser policías. AN

Alejandro Desfassiaux

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