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México, riesgoso para la inversión y con 20 millones desempleados

Por: Luis Foncerrada Swipe

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Después de la fuerte caída que tuvimos en el segundo trimestre, por el confinamiento, junio fue un mes especialmente diferente porque la economía americana reinició de manera importante en mayo y, sobre todo, en junio; a la vez que nuestras exportaciones de junio, comparadas con mayo, crecieron en 75%. Se mantiene el crecimiento en julio y agosto, y en septiembre rebasamos los niveles de exportación que existían en marzo. Ahora parece difícil que nuestras exportaciones sigan creciendo al mismo nivel, sobre todo porque la actividad industrial y manufacturera de Estados Unidos, de la que dependen nuestras exportaciones, se agotó porque la inversión norteamericana tampoco está creciendo.

Los tres grandes motores del crecimiento de nuestra economía son las exportaciones hacia Estados Unidos, el consumo y la inversión. Hoy, las exportaciones prácticamente se están apagando, después de registrar grandes crecimientos de junio a septiembre. ¿La razón? Falta de inversión y de dinamismo en la actividad industrial y manufacturera estadounidense.

En cuanto al consumo, aunque se ha recuperado un poco, no tendrá un crecimiento mayor al 3% en términos reales, y en términos anuales se mantendrá negativo. La razón de la falta de dinamismo en el consumo es el desempleo.

El tercer motor de la economía, la inversión, está totalmente caída. Para crecer al 2%, se requiere una inversión de privada de entre 20 y 21% como proporción del PIB, pero ahora está en niveles de 13%.

La inversión pública también se ha desplomado brutalmente. Este año cerrará en 3% como porcentaje del PIB, cuando lo ideal sería que rondara el 6%.

| Una economía sin fuerza

Hoy, ninguno de los tres motores económicos tiene la fuerza para ayudarnos a salir adelante, y por eso terminará el año con una caída de la economía de -9%. Después de esta una caída tan dura veremos un rebrote, que podría andar entre 2.5 y 3.5% para 2021. Sin embargo, el problema real se verá en el 2022 y hacia adelante. Para 2022 no veo ni siquiera un crecimiento de la economía de 2%.

En un escenario muy optimista, si la inversión se recuperara de manera importante en 2021 y alcanzara niveles de 16% del PIB, tal vez México crecería 1.5% en 2022. Y si creciéramos en promedio 2% de 2022 a 2024, tendrían que pasar cinco años para recuperar el PIB que teníamos en 2018. La situación es realmente preocupante y se agudizará por la falta de empleo.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del INEGI, la cual mide el desempleo, en mayo pasado había 32 millones de personas desempleadas. Hoy existen 20 millones de mexicanos desempleados (desempleados que están buscando trabajo; subempleados que trabajan una hora o dos para obtener algo para comer; y población disponible para trabajar que ya no busca empleo porque se cansó de buscar), que representan el 30% de la población económicamente activa potencial; es decir, que deberían estar trabajando.

El 30% de la población económicamente activa no tiene empleo.

| Urge crear empleos

Este nivel de desempleo es parecido al que tuvo España durante la crisis de 2008. Es una situación super grave. Si yo fuera el presidente de México, todos los días estaría pensando en cómo crear empleos. Cualquier ciudadano mexicano debería pensar en ello, porque la pobreza, la desigualdad y la inseguridad se están incrementando. Y, además, están otros efectos del desempleo, que también son brutales, como la pérdida de habilidades, la frustración y la incapacidad de movilidad social.

Para incentivar el empleo solo hay un camino: inversión. Se requiere una inversión constante que permita generar empleos permanentes. Y para ello el país necesita ofrecer certidumbre jurídica y estado de derecho al 100%. Hay que erradicar la falta de respeto a los derechos de propiedad y a la ejecución de contratos. Hay que eliminar la corrupción de los jueces que impiden ejecutar un contrato. Y, claro, para incentivar el empleo ayudaría mucho que el gobierno desarrollara un programa de creación de empleos.

La mala noticia es que México comienza a ser percibido como un país riesgoso para la inversión, en particular por los niveles de deuda del gobierno. Tan solo de marzo a la fecha hemos perdido alrededor de 30,000 millones de dólares (mdd) de inversión extranjera en cetes y bonos. En todo el mundo hay alrededor de 16 billones de dólares que esperan ser invertidos por los inversionistas, y creo que nos quedaremos sin una tajada de este pastel, si no hacemos algo para atraer esta inversión –y no pronto, sino ahora–. Es momento de actuar ya. AN


Luis Foncerrada

Economista en jefe de la Amcham y director de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac Mayab

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