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Muchas palabras para un hotel sin nombre

El principal rasgo que caracteriza a Hotel Sin Nombre es precisamente su nombre. Este hotel abrió recientemente sus puertas en el corazón de Oaxaca.

Por: Alto Nivel Swipe

Continua en la historia

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| Una gran ubicación

Un carácter apacible de inspiración minimalista, que amalgama la arquitectura vernácula y la sofisticación de lo artesanal, es la esencia con la que Hotel Sin Nombre recobra el esplendor de una casa colonial del siglo XVII en uno de los sectores más concurridos del Centro Histórico de Oaxaca, a unos metros del zócalo, la catedral y la Alameda de León. Al adentrarse y descubrir el patio central –impoluto, dominado por tonos albos e inundado de luz natural–, el tiempo y el bullicio se difuminan entre sus columnas, arcos y suelo de cantera, cediendo el paso a un ambiente que propicia el descanso entre delicados cojines y tapetes hechos a mano. La atmósfera vanguardista con matices árabes conecta de inmediato con el visitante para entablar un vínculo sensorial que detona una experiencia genuina en uno de los destinos más reconocidos de México. Tras una metódica y respetuosa restauración a cargo del arquitecto portugués João Boto Caeiro, tradición, diseño y sustentabilidad se conjugan para lograr una elegancia sin artificios.


Hotel Sin Nombre recobra el esplendor de una casa colonial del siglo XVII en el centro histórico de Oaxaca.

| Arte y cultura bien fusionados

El proyecto de Hotel Sin Nombre armoniza la perspectiva contemporánea de Oaxaca y contundentes elementos arquitectónicos originales de la propiedad, como su escalinata central, que enmarca la obra textil del artesano Rey David, de Teotitlán del Valle, comisionada especialmente para este espacio. Los techos abovedados y los muros han sido tratados como verdaderos lienzos, siguiendo los procesos ancestrales de la pintura con carbón, cal y barro molido. Los diferentes ambientes entretejen luces y sombras en un juego de luminosidad y sobriedad, que también se aprecia en las 22 habitaciones decoradas con mobiliario en maderas tropicales, provenientes de aserraderos certificados, y piezas antiguas. La lencería en tonos níveos contrasta con los coloridos pies de cama bordados a mano y los textiles de maestros artesanos. Cada espacio de la edificación permite descubrir detalles únicos, como el domo de vidrio y herrería de principios del siglo XX; la Bibliotequita, un recodo íntimo dedicado a la lectura y la escritura, y la terraza con piscina, donde el sol ilumina las cúpulas de Santo Domingo y la Catedral cada atardecer, ofreciendo vistas panorámicas que se extienden en el horizonte hasta Monte Albán y San Felipe.

 

Las 22 habitaciones de este hotel boutique están decoradas con mobiliario en maderas tropicales, provenientes de aserraderos certificados.

| Interesante propuesta culinaria

La vanguardia cultural de Oaxaca ocupa un lugar preponderante en Hotel Sin Nombre. Por ello, aquí se expone la obra de artistas locales, como el fotógrafo Alberto “El Negrito” Ibáñez, presente a través de imágenes de desnudos en blanco y negro en las habitaciones y áreas comunes, y el Chimalli Yanhuitlán en neón del artista visual juchiteco Sabino Guisu. La experiencia de alojamiento se complementa con Restaurante Sin Nombre, la propuesta culinaria del chef Israel Loyola, que conjunta, de manera vanguardista, la tradición gastronómica de diversas comunidades de la región con recetas veganas preparadas con ingredientes de temporada y de cultivo orgánico. Respetando los ciclos de cosecha, el menú se renueva cada tres meses, ofreciendo en cada ocasión auténticos bocados de tradición y sabores del campo. AN

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