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Sutil arte en acero

Piezas en acero de formas geométricas y lineales, que expresan sentimientos y se comunican con el espectador mediante un lenguaje sobrio, pero contundente, lleno de fuerza… Así es el arte escultórico de la mexicana Fabiola González Lugo.

Por: Ulises Navarro Swipe

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Fabiola González Lugo

Escultora, arquitecta y empresaria


| La libertad no tiene precio, pero si forma.

Fabiola González Lugo es arquitecta de profesión, pero escultora por pasión. Su obra arquitectónica ha sido reconocida por su técnica: su volumetría, sus colores siempre vivos y la combinación de sus formas; pero en sus esculturas, Fabiola expresa sus pensamientos, sentimientos y valores, como la libertad. “El valor más grande es la libertad; esa libertad de poder crear un diálogo con el espectador a través de mis esculturas. Mediante las formas y los colores busco generar o transmitir sentimientos”, dice la artista y empresaria. Estudió arquitectura en la Universidad Anáhuac del Sur y en 2012 abrió su empresa de arquitectura: FG Arquitectura, especializada en el diseño de interiores y en proyectos corporativos y comerciales. En 2005, la inquietud de llevar su expresión creativa a través del arte la condujo a estudiar escultura con el maestro Pedro Urbina. La artista dice que existe una relación muy estrecha entre la arquitectura y la escultura, pues ambas se expresan mediante volúmenes, formas y colores, con matices emocionales. Además, la arquitectura y la escultura utilizan materiales comunes. Por ejemplo, mármol, bronce y madera; incluso acero, que ya se emplea mucho en el arte contemporáneo. Durante sus estudios con el maestro Urbina, Fabiola se dio cuenta de su gusto por la escultura para integrarla a sus proyectos, como se hacía en el Renacimiento o en la Edad Media, cuando relieves y esculturas se acoplaban a las formas arquitectónicas. “Las esculturas decoran la arquitectura y pueden acomodarse artísticamente al marco que las ha de contener –señala la artista, quien tiene en su haber más de 50 esculturas–. La primera que diseñé la hice exclusivamente para mí, antes de ingresar en el mundo de la escultura como negocio. Después reproduje cinco piezas, en colores rojo y blanco. Esas sí las vendí”, recuerda.


| El proceso creativo

El proceso creativo de Fabiola comienza con la inspiración. Luego, realiza un diseño con trazos sobre papel, aunque también ha utilizado maquetas de papel rígido y modelado en plastilina. Una vez conceptualizada la idea, modela en tercera dimensión, utilizando diferentes programas, para apreciar los diferentes ángulos de la escultura. Concluida esta etapa define la escala, la capacidad volumétrica, el tamaño, el espacio, el material y el color de la pieza. Analiza también cómo  se  sostendrá  la  escultura, si estará al aire libre y cómo convivirá con el entorno y con el usuario. Así llega hasta la pieza final, porque si bien la sensibilidad es importante en su trabajo, también lo es la racionalidad en la forma constructiva. El material que utiliza para sus esculturas es placa de acero al carbón, con acabados en pintura mate o pulida en gran variedad de colores, de acuerdo con el desarrollo conceptual de cada proyecto. También ha esculpido en placa de acero inoxidable. “Me gusta mucho la combinación de la placa de acero inoxidable con la placa pintada. Empleo el color estratégicamente en ciertos planos de las esculturas. El color provoca sensaciones y emociones, y la placa de acero inoxidable tiene la cualidad de reflejar la luz, lo que aporta a la pieza un efecto virtual, gracias al juego de brillos, sombras y reflejos”.

“Aunque ocurran guerras o pandemias, el arte siempre está presente y tiene un impacto emocional: una pieza puede inspirar. Al igual que sus piezas, la pandemia tiene distintas caras o ángulos, y nosotros podemos mirarla desde cualquiera de ellos. Como el arte, la pandemia puede inspirarnos a sacar lo mejor”.


| Próximo proyecto: La internacionalización

Su formación como arquitecta ha contribuido en el diseño del espacio creativo y en el proceso constructivo, porque conoce el comportamiento de los materiales. “Siempre busco que mis esculturas hablen por sí mismas; que expresen realmente lo que siento o pienso; que interactúen con el espectador de una manera activa. Busco que haya un diálogo entre la escultura y el espectador. Para crear mis piezas conjugo pasión, sentimientos y la lógica de creación: cómo se van a armar, cómo se van a sostener, cómo son los procesos creativo y constructivo, cómo se van a trasladar, sobre todo cuando son obras grandes”, explica. Para esta artista mexicana, cuyo trabajo ha sido reconocido con la realización de la escultura conmemorativa por el 30 aniversario de la Universidad Anáhuac del Sur, “el arte enriquece los acontecimientos; siempre está presente, aunque ocurran guerras y epidemias, y también persiste. Refleja el entorno y el momento que se vive, y uno puede reflejarse en él a manera de introspección. El arte cuenta historias y deja constancia de la mismas. Tiene un impacto emocional: una pieza puede inspirar. Mis esculturas muestran distintos ángulos o caras, según el lugar donde se vea. De igual forma, la pandemia tiene distintas caras o ángulos, y nosotros podemos mirarla desde cualquiera de ellos. Como el arte, la pandemia puede inspirarnos a sacar lo mejor”. Hoy, Fabiola trabaja en su primer proyecto fuera del país: una fuente para un cliente en el condado de Orange, California, al sur de Los Ángeles. “Es la primera vez que integraré agua a una escultura en un entorno de mucha naturaleza, y también es la primera vez que realizaré una escultura fuera de México. Es un gran orgullo que gente de otras latitudes aprecie el arte de una mexicana”, finaliza. AN

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