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Opinión

CÓMO ATRAER MÁS CAPITAL PRIVADO A NUESTRA REGIÓN

Se ha acelerado la innovación con nuevos esquemas de financiamiento e inversión para poner en sintonía a inversionistas y empresas, en particular las Pymes.

Por: Rodrigo Villar Swipe

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En general, el capital privado y de riesgo están saliendo bien librados de la pandemia. Sanos y salvos, siempre que se necesitó pudieron ayudar a muchas empresas a resistir y salir adelante. Ahora domina el optimismo al amparo de mejores perspectivas económicas y el impulso de la ola de innovación y adopción tecnológica y de nuevos modelos de negocio que se ha elevado en todo este tiempo, incluyendo en el propio sector inversionista.

Potentes tendencias entraron en ascenso: el factor ESG y la inversión de impacto socioambiental, gran apetito de inversionistas institucionales para tener más cartera de capital privado, el boom de las SPAC (Empresa de Adquisición con Propósito Especial) y la revolución de la digitalización y sus implicaciones en el sector financiero, con su potencial para abrir mercados, diversificar productos y facilitarlo todo.


De acuerdo con S&P Global Intelligence, en 2020 los promedios de múltiplos valor implícito/EBITDA en acuerdos de inversión fueron significativamente más altos que en 2019 en buena parte de las industrias. En algunas, los incrementos fueron dramáticos, como en la financiera, pasando de 14 a 21. Si en 2019 había cerca de 4 billones de dólares (trillions) en activos de capital privado, un estudio de Deloitte estima que en 2025 ascenderán a casi 6 billones.

Para América Latina, la pregunta es cómo beneficiarnos de estas tendencias para fortalecer la recuperación económica en nuestros países, teniendo en cuenta que ahí siguen las limitantes estructurales históricas tanto para la inversión como para el crecimiento y multiplicación de las empresas. Algo nos llega, visible en la cantidad de fintechs que han logrado rondas de inversión exitosas, con varias startups respaldadas por nombres como SoftBank o hasta Berkshire Hathaway. ¿Y fuera del mundo de los unicornios?


La buena noticia es que también se ha acelerado la innovación para superar esas inercias con nuevos esquemas de financiamiento e inversión capaces de poner en sintonía a inversionistas y empresas, en particular las Pymes.

Aún más que la incertidumbre política, la restricción para un crecimiento más vigoroso en nuestros países viene de algo tan básico como barreras de entrada y salida para invertir. La economía informal limita inevitablemente al crédito tradicional, pues la mayoría de los negocios no cumple con requisitos elementales para ser sujeto. Al mismo tiempo, nuestros mercados de capitales son todavía pequeños.


Así, las empresas y el mercado no crecen por falta de capital y financiamiento, mientras que ni el sector bancario ni los inversionistas pueden entrar de lleno a fondear ese crecimiento porque el mercado no se presta para ello. Entonces, muchos voltean a otra parte.


Nuevos vehículos de inversión

La buena noticia son los nuevos vehículos de inversión híbridos, diseñados justamente para desatar ese nudo gordiano. Hemos confirmado, con casos reales, cómo puede resolverse la paradoja con el estudio Structuring for Exit: New Approaches for Private Capital in Latin America, publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo.

Ahí tuvimos la oportunidad de hacer equipo, desde Grupo New Ventures, con la Asociación de Capital Privado para América Latina (LAVCA) y la Asociación de Capital Privado para Mercados Emergentes (EMPEA).


Trajes a la medida

La clave son los instrumentos como el cuasi capital: soluciones que mezclan características de inversión y préstamo. Por ejemplo, el financiamiento basado en ingresos (RBF por sus siglas en inglés).

Básicamente, el emprendedor o la empresa pagan en función de variables como ventas o utilidades, en vez de sujetarse a garantías, plazos y tasas fijas para los cuales no son candidatos viables o no les conviene. Es como hacer un traje a la medida de sus circunstancias, ciclo de negocio y evolución.

Así funcionan esquemas de créditos como los de Viwala en México: vendes menos, pagas menos o nada (por ejemplo, ante un evento inesperado como la pandemia); si crece el negocio, aceleras la amortización. A cambio, el capital cuenta con el aval de obligaciones pactadas de inicio, complementadas con incentivos como regalías en ingresos o participación accionaria.


Otra opción son las transacciones con acciones redimibles, ideales para proyectos que ya van caminando: como inversionista, adquieres una participación directa en el capital social que el emprendedor está obligado contractualmente a recomprar. O viceversa: préstamos basados en ingresos convertibles a participación preferente. Con ese modelo pudimos ayudar a la fintech colombiana Puntored en su expansión y brindar buenos rendimientos a plazos preestablecidos a los inversionistas.

Las soluciones estructuradas pueden garantizar una vía segura para redimir las inversiones sin depender de salidas tradicionales, como venta, traspaso o cotización bursátil. El catalizador es la flexibilidad para que ambas partes encuentren el punto de equilibrio mutuo en función de las condiciones reales y no de alguna utopía, como esperar que emerja pronto una industria de venture capital como la de Silicon Valley.

Nuestro ecosistema empresarial y emprendedor requiere un traje a la medida de sus circunstancias de aquí y ahora. Por esa vía sí podemos atraer una buena proporción de la ola de capital privado que está en fase creciente.

Rodrigo Villar es Socio fundador de New Ventures México y Adobe Capital.

Puedes contactarlo en Twitter en: @rorrovillar

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