Revista Pueblos Mágicos
emprendedor
Back to edition Full screen Share
Accessibility Font size
A- A+
Animations
Portada

¿CÓMO CONVERTIRTE EN UN AGENTE DE CAMBIO?

Estas iniciativas son una alternativa viable para quienes buscan emprender con impacto socioambiental.

Por: Entrepreneur Staff Swipe

Continua en la historia

Swipe Desliza a la izquierda para continuar

Invertir para hacer el bien. La “inversión de impacto” no sólo es una tendencia mundial sino un fenómeno que ha alcanzado protagonismo en las agendas de distintos países, empresas y organizaciones de México y Latinoamérica, que buscan la sostenibilidad a diferentes niveles: social, ambiental y económico.

La inversión de impacto es un término utilizado para referirse a inversiones de capital que generan bienes sociales y/o medioambientales. El concepto surgió en 2007, aproximadamente, cuando la fundación Rockefeller acuñó la expresión impact investing y transformó la definición de algunos aspectos de la inversión socialmente responsable.


Según el Global Steering Group for Impact Investment, las inversiones de impacto son aquellas que intencionalmente se dirigen a resolver problemas de origen social o medioambiental optimizando el riesgo y el rendimiento financiero, así como el impacto, a través de la medición de resultados sociales, ambientales y financieros específicos.

Estas cifras reflejan la madurez que ha alcanzado el ecosistema de inversión de impacto en Latinoamérica y México, incluso frente a los desafíos de la contingencia sanitaria.

 


Esto mismo lo confirma Diego Reyeros, Co-Director de makesense México, organización internacional que diseña programas de impacto positivo social y ambiental, quien asegura que los emprendimientos sociales ofrecen el mismo poder de desarrollo y crecimiento económico que cualquier otra empresa dentro de un mercado capitalista, pero lo hacen resolviendo las fallas de mercado generadas por el capitalismo, que han resultado en el cambio climático y las desigualdades sociales”.


Otro punto favorable de los emprendimientos sociales es que están cobrando fuerza como alternativa para quienes comienzan a emprender. Además de ser iniciativas que en lo general impactan positivamente su entorno, promueven el desarrollo de diversas economías y sectores, y se afanan en un objetivo mucho más ambicioso que tiene que ver con la calidad de vida y protección del planeta.

“Los emprendimientos sociales son una alternativa integral para mejorar las condiciones de vida desde un espectro más amplio, ya que a través de sus iniciativas se busca resolver algún reto social o ambiental específico por medio del desarrollo de propuestas innovadoras que aporten a las mejoras de los sistemas sociales, políticos, ambientales y económicos. Más que una alternativa, el emprendimiento social debería ser el estado natural de cualquier empresa humana, sostenible, escalable y responsable”, explica Reyeros.


Los tres pilares

En ese sentido, los expertos hablan de tres componentes claves para asegurar el crecimiento de dicho sector en México: el cambio de paradigma para la inversión, los instrumentos financieros innovadores y el fortalecimiento del ecosistema.


Cuando el ecosistema es sólido y existen los instrumentos adecuados, un emprendimiento con impacto socio-ambiental puede completar cinco etapas de desarrollo: exploración, emergencia, validación, crecimiento y consolidación. Sin embargo, en México el 80% de los emprendimientos sociales mueren antes de llegar a la tercera etapa de crecimiento (primeros dos años), principalmente por la convicción de sus fundadores, el flujo de capital, el enfoque de mercado y la planeación.

“Los emprendimientos socio-ambientales tienen una gran oportunidad de crecimiento, pero debemos tener un conocimiento cercano de sus necesidades y de las razones por las cuales fracasan, para brindarles el apoyo correcto para cada etapa en la que se encuentran. En makesense, nos enfocamos en empoderar e impulsar emprendimientos sociales para dar el salto entre validación (etapa 3) y crecimiento (etapa 4), teniendo una sobrevivencia de emprendimientos de más del 85%, dos años posteriores a estar en nuestros programas de apoyo”, expone Diego Reyeros.


Pero los emprendedores también deben saber cuáles son los pasos a seguir para desarrollar estos proyectos. Por un lado, la prioridad de su iniciativa debe ser la intención de resolver un reto social o ambiental; por el otro, como objetivo secundario, generar ingresos que puedan hacer esa iniciativa financieramente sostenible. Asimismo, deben conocer a fondo el reto ambiental o las necesidades reales de la población para la que buscan mejorar condiciones. De ahí, construir soluciones que incluyan la participación y perspectiva de todos los actores involucrados en el reto.

En conclusión, los emprendimientos socioambientales son una inversión de impacto creciente en México y poco a poco se están consolidando como una opción para inversionistas tradicionales, emprendedores y para quienes han optado por inversiones socialmente responsables.


Entre las recomendaciones para comenzar a emprender con impacto socioambiental, Reyeros comparte varias sugerencias: “Inspirarnos con iniciativas que ya existen, concientizarnos sobre la situación actual de nuestro entorno, saber que todos tenemos soluciones potenciales en nuestra imaginación y que tenemos a nuestro alcance impactar positivamente a las personas y sus espacios”.

“También es importante saber que en México tenemos uno de los ecosistemas de apoyo más maduros y completos de Latinoamérica. Siempre recomendamos que se acerquen a organizaciones como makesense para validar prototipos, tener el acompañamiento adecuado, y conectar con comunidades que comparten sus retos y ambición para construir un futuro mejor”.

Compartir