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LA TARJETA DE CRÉDITO, TU MEJOR ALIADO

Sácale jugo a tu plástico. Aprende a evitar los intereses y a elegir el mejor producto de acuerdo con tus necesidades.

Por: Fernando Franco Swipe

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Hace seis años, Ernestina Hernández renunció a su empleo de asistente administrativa. Con la llegada de su primera hija decidió echar a andar un negocio propio que le permitiera tener una entrada de ingresos y, a la vez, mayor calidad de vida para ella y su familia. Optó por una pastelería. Con sus ahorros y el finiquito que recibió pagó el primer mes de renta y el depósito del local, y adquirió algunos insumos. El problema era que no tenía liquidez suficiente para comprar el refrigerador y el horno que requería. A pesar de que el plan inicial no contemplaba financiarse con su tarjeta de crédito, decidió hacerlo y seguir con su proyecto.


Desafortunadamente, los resultados tardaron en llegar y, con ellos, la posibilidad de pagar las mensualidades en tiempo y forma. Su deuda se debía liquidar en 12 meses, pero casi demoró dos años, en los que terminó pagando más a causa de los intereses moratorios. Pese a que las cosas mejoraron con el tiempo, reconoce que financiarse con su línea de crédito no fue la mejor idea. Al final, Ernestina traspasó la pastelería a los cuatro años porque cambió de residencia. Para evitar casos como éste, Regina Reyes Heroles, autora del libro Vivir como reina y gastar como plebeya, recomienda separar completamente los gastos del negocio de los que se originan en la vida personal.


Un mal necesario

Bernardo Prum, director comercial de la startup Coru, dice que las tarjetas de crédito son “un mal necesario del siglo XXI”. En su opinión, no se deben satanizar, pero sí se debe tener un control sobre ellas. La regla número uno para lograrlo es tener claro que no es una extensión de nuestro salario, sino una herramienta para comprar a crédito. Para sacarle jugo a tu tarjeta y no morir en el intento, aquí te damos algunos tips para que uses tus plásticos de manera correcta tanto en tu vida personal como en tu negocio. Si aún no tienes una y piensas contratarla para tus gastos personales, debes poner especial atención en elementos como: Hay plásticos que te cobran más intereses, pero, al final, el CAT es menor que en otras opciones porque no pagas anualidad o comisiones. Toma la de menor CAT siempre.


Las tarjetas

Hay diversos tipos de tarjetas: básica, clásica, oro y platino. La diferencia radica en la tasa de interés, la anualidad y el límite de crédito.

  • Básica y Clásica: Cobran más intereses, 30.4 y 28.8%, tasa ponderada promedio, respectivamente, porque no demandan un historial crediticio robusto e ingresos elevados. Esto se refleja en un menor límite de crédito y también una anualidad más baja.
  • Oro y la Platino ofrecen tasas de 26.7 y 18.6%, respectivamente, y una anualidad promedio superior a 2,000 pesos, cuatro veces más que la clásica. La básica no te cobra comisión anual.

“De esta forma podemos financiar nuestras compras hasta por casi 50 días sin tener que pagarle intereses al banco. ¿Cómo sucede esto? Programando las compras que realices siempre un día posterior a la fecha de corte”, explica. Si tu tarjeta corta el 15 y tú compras el 16, el cargo se verá reflejado en tu estado de cuenta hasta el 16 del siguiente mes. A partir de ese momento, la fecha límite de pago será 20 días después, lo que indica que tendrás tres quincenas a tu favor para cubrir al 100% el monto de tu compra y no pagar intereses moratorios.


Reyes Heroles te recomienda ser totalero, es decir, pagar completamente lo que gastaste para no pagar intereses. Si de plano te es imposible, la sugerencia es liquidar al menos tres veces el monto mínimo de pago. Esta estrategia te ayudará a avanzar en tu deuda y pagar menos por tenerla.


Para el negocio

El error común de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) es utilizar la tarjeta de crédito personal para financiar su proyecto porque –además de estropear la transparencia del negocio– limita el crédito del titular. Si no tienes alternativa y te ves en la necesidad de usar tu línea de crédito personal para comprar insumos del negocio, procura tener dos plásticos y uno destínalo para tu vida de empresario y otro para tus gastos diarios. Lo mejor, dice Prum, es tramitar una tarjeta corporativa o empresarial para destinarla específicamente al negocio. El primer beneficio de tenerla, y quizá el más grande, es que la tasa de interés promedio puede ser hasta 20 puntos base menor que en las comerciales.


Otra de sus bondades son que funcionan como un plástico de débito para servicios e insumos, te permiten contratar créditos de forma más rápida, puedes disponer de efectivo en cajeros automáticos, aprovechar descuentos y hacer pagos a meses sin intereses, además de que cuentas con seguros en compras. Siempre habrá una tarjeta que se apegue más a tus necesidades. Casi todos los bancos ofrecen un producto, pero Prum recomienda analizar los servicios de American Express Corporate Card y de la financiera online Creze, que otorga crédito de capital de trabajo para pymes sin necesidad de ir a una sucursal. La plataforma proporciona una tarjeta de crédito a clientes que ya han tenido crédito con ellos y es revolvente. Sin embargo, hay otros productos que te permiten combinar el financiamiento personal con el de tu negocio. Como en la vida personal, en cuestión de negocios debes estar atento a tus fechas de vencimiento y corte; pagar, de preferencia, la totalidad de tu deuda y evitar intereses innecesarios y usarla para cosas de consumo de largo plazo. Pon en práctica estos consejos y haz de tu tarjeta el mejor aliado para tu vida cotidiana y el crecimiento de tu negocio.

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